Aprender para evaluar o evaluar para aprender
Es semana de evaluación, uno de los momentos más importantes del año en Osotu, ya que nos marca el camino para alcanzar los objetivos personales y colectivos. Siempre es un momento de nerviosismo y de mucho trabajo pero absolutamente necesario para mejorar y crecer. La evaluación en osotu es continua pero se elaboran informes en dos momentos del curso: a finales de enero y a finales de junio.
Durante unos días, el profesorado y el alumnado comparten y revisan lo que se ha aprendido y cómo, dónde esta cada alumno y alumna, en qué ha avanzado en aspectos personales y qué quiere mejorar. Se trata de crear un mapa integral de cada niño y niña que nos diga dónde se sitúan en el plano intelectual, emocional, físico y social. Sólo así se puede trazar un plan de mejora individualizada. Es un proceso largo, porque la evaluación no empieza y acaba esta semana, sino que es algo que se hace diariamente en cada sesión, lo que hacemos ahora es plasmarla en un papel y compartirla con otros docentes, los niños y niñas y las familias.
Aprender para evaluar
En la escuela tradicional estudiábamos para aprobar los exámenes y así sigue siendo en muchos casos. El examen es el momento en que supuestamente de forma objetiva se comprueban los conocimientos que hemos adquirido. Tiene tanta importancia que esa medición de los conocimiento condiciona qué aprendemos y cómo aprendemos. Memorizamos, repetimos, mecanizamos y vuelta e empezar. Cuando acaba el examen y nos dan la nota ya podemos pasar a otra cosa (o no, claro, si tenemos que recuperar la materia).
Hemos llegado a un punto en el que cada vez se hacen más exámenes. Medimos y medimos. En palabras del gran especialista en educación Miguel Ángel Santos Guerra, “hay una obsesión por pesar el pollo para ver si ha engordado”. Lo que no está claro es que realmente estemos haciendo algo para que “el pollo engorde”.
Aprender sólo de memoria tiene un impacto muy pobre en nuestros conocimientos a largo plazo. En muchos casos olvidamos un gran porcentaje de lo aprendido, incluso cuando hemos sacado una buena nota. La evaluación además nos devuelve un número que no indica cuales son nuestras áreas de mejora.
Evaluar para aprender
El marco educativo vasco, Heziberri 2020, marca claramente que la evaluación debe ser inicialmente diagnóstica, es decir debe servir para comprender en qué punto se encuentra el alumno y la alumna con respecto a sus aprendizajes; y por otra parte, “formativa, continua y cualitativa”. De esta manera, se sabe hacia dónde tiene que ir el niño o la niña, cuales son sus fortalezas y donde puede mejorar. Visto desde este punto de vista la evaluación no es un momento, es un continuo clave del proceso de aprendizaje, porque nos indica el camino a seguir. Evaluamos para saber qué tenemos que aprender, qué debemos reforzar y cuales son las fortalezas en las que apoyarnos para construir desde ahí. Volviendo a la metáfora de Santos Guerra, sería atender, entender y conocer al pollo para saber cómo podemos hacerle engordar.
Evaluación, coevaluación y plan de mejora
En Osotu cuando evaluamos tenemos en cuenta todos los inputs que nos da nuestra forma de trabajar: talleres, trabajo individual, proyectos con investigación y presentaciones, trabajo en grupo, asambleas y también algún examen. Evaluamos de forma continua para ofrecer al alumnado un diagnóstico comprensible de su desarrollo, ítem por ítem. Esto se comparte con las familias a través de reuniones y de un informe detallado y se elabora un plan de mejora compartido, que no solo habla de conocimientos y aptitudes sino también de actitudes y relaciones. En este plan de mejora las familias tienen mucho que decir.
Además en Osotu el profesorado también se somete a evaluación. Todo el alumnado comparte su experiencia con su tutor o tutora y da su opinión en cómo puede mejorar, porque también el profesorado tiene aspectos a mejorar y los niños y las niñas muchas veces tiene muy claro que les gustaría ver en la case para que puedan avanzar mejor.
En Osotu la evaluación, adecuadamente aplicada, es la mejor oportunidad para mejorar, por eso la hacemos tan pormenorizada y detallada. Es un trabajo que siempre da sus frutos.