
La Taxonomía de Bloom: Un Enfoque para el Aprendizaje Significativo y Personalizado
La Taxonomía de Bloom es una herramienta fundamental en el diseño de estrategias de enseñanza-aprendizaje y de evaluación. Creada por el psicólogo educativo Benjamin Bloom, esta taxonomía (o clasificación) establece una jerarquía de objetivos educativos. El suyo fue uno de los primeros intentos de sistematizar los niveles de la función cognitiva y organizar el aprendizaje. Bloom describe seis niveles progresivos de complejidad.
1. Recordar
Es el nivel más básico. Consiste en la capacidad de recuperar información adquirida previamente, como hechos, conceptos o procedimientos. Algunas de las actividades asociadas a este nivel son: elegir, afirmar, deletrear, repetir y relacionar. El recuerdo, la memorización son fundamentales, pues sin esta fase no es posible la comprensión, ni la posterior aplicación del conocimiento.
2. Comprender
En este nivel, el o la estudiante demuestra que ha asimilado la información hasta el punto de poder interpretarla con sus propias palabras. Para alcanzar este nivel se requiere de pensamiento abstracto y habilidades de organización del conocimiento. Las acciones clave incluyen: preguntar, comparar, contrastar, resumir y esquematizar. Un o una estudiante que comprende es capaz de explicar un concepto con ejemplos propios.
3. Aplicar
La aplicación implica trasladar lo aprendido a nuevas situaciones, utilizando conceptos y procedimientos en contextos distintos. Esta categoría es esencial para garantizar que el aprendizaje no se quede en la teoría, sino que tenga un impacto real en la vida del estudiante. Las aciones asociadas a este nivel son: calcular, conectar, emplear, interpretar y organizar.
4. Analizar
Este nivel supone descomponer la información en partes, identificar patrones y relaciones, y extraer conclusiones fundamentadas. Se trata de fomentar el pensamiento crítico y la capacidad de examinar un problema desde diferentes perspectivas. Verbos como examinar, razonar, dividir, aislar y simplificar están vinculados a esta categoría.
5. Evaluar
En este nivel, el estudiante es capaz de emitir juicios de valor en base a criterios establecidos previamente. La evaluación puede ser cuantitativa o cualitativa y requiere un alto grado de reflexión y argumentación. Algunas competencias asociadas son: medir, decidir, valorar, demostrar, estimar y argumentar. Esta categoría es clave para el desarrollo de la autonomía intelectual.
6. Crear
Este es el nivel más alto en la Taxonomía de Bloom y representa la capacidad de generar nuevas ideas, diseñar proyectos y proponer soluciones innovadoras. Implica el uso integrado del conocimiento adquirido en los niveles anteriores. Acciones como componer, planear, construir, añadir, adaptar y mejorar reflejan esta capacidad.
Aplicación en el Aula
La Taxonomía de Bloom no solo permite evaluar el nivel de aprendizaje alcanzado por los y las estudiantes, sino que, sobre todo, sirve como guía para el diseño de actividades didácticas, asegurando así un aprendizaje significativo y duradero.
Generalmente las sesiones se inician con una evocación para evaluar conocimientos previos y conceptos básicos (recordar), seguido de ejercicios de explicación y ejemplificación (comprender), para luego proponer problemas donde los y las estudiantes apliquen sus conocimientos en situaciones reales. Posteriormente, se analizan esos casos complejos, se evalúan las distintas soluciones y se propone al alumnado diseñar actividades/propuestas nuevas. Lógicamente todas estas actividades no se realizan en una única sesión, sino que se extienden durante un largo periodo de tiempo y en todas las situaciones de aprendizaje. Se trata de un trabajo coordinado y coherente.
En definitiva, la Taxonomía de Bloom es un recurso esencial para comprender el aprendizaje y diseñar estrategias que favorezcan la adquisición de competencias de forma profunda y significativa. Su aplicación permite estructurar el proceso educativo de manera progresiva, asegurando que los y las estudiantes no solo acumulan información, sino que también desarrollen habilidades de análisis, evaluación y creatividad que les servirán toda la vida.